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Sábados de 09:00 a 14:00 (alternos)

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Muchos padres (primerizos y no) se encuentran con que sus bebés sufren el conocido reflujo gástrico. Y aunque es una patología que, generalmente no causa mayor complicación y se resuelve a medida que el bebé madura, si implica síntomas molestos para el bebé y genera muchas dudas a los papás.

¿Qué es el reflujo gástrico en bebés?

Al igual que en adultos, consiste en el movimiento del contenido gástrico hacia el esófago. Esto ocurre en gran parte de los bebés recién nacidos y se manifiesta como eructos húmedos, problemas para tragar y cólicos. También es común que el bebé se niegue a comer.

Esto ocurre entre las dos o tres semanas de vida y suele resolverse con el desarrollo del bebé entre los 9 y 12 meses de edad. La causa de este problema es la inmadurez de la válvula que conecta el estómago y el esófago.

¿Qué causas favorecen este problema en los bebés?

Las causas que favorecen la aparición de las regurgitaciones en bebés son muy similares a las de los adultos y tienen mucho que ver con como se desarrolla la vida de los niños en los primeros meses de vida:

  • Estar tumbados la mayor parte del tiempo hace que, debido a la inmadurez de la válvula que conecta estómago y esófago el contenido del estómago vuelque al esófago
  • Los bebés consumen principalmente alimentos líquidos, lo que facilita el vaciado estomacal
  • Adicionalmente, hay bebés con intolerancia a la proteína de la leche de vaca
  • También es más común en bebés que nacen prematuramente

¿Qué puedo hacer si mi bebé sufre reflujo?

Aunque como hemos comentado, es un problema que en la mayoría de casos que no debería implicar mayor complicación en el desarrollo del bebé (excepto casos con otra patología añadida). Siempre es recomendable consultar previamente con el pediatra para descartar enfermedades y anomalías en el desarrollo, pero queremos ofrecerte unos cuantos consejos para minimizar los síntomas producidos por las regurgitaciones del bebé:

  • Durante la alimentación, colocar la cabeza del bebé más alta de su esófago para evitar el efecto de la gravedad
  • Asimismo, sostener al bebé en brazos en posición vertical después de las tomas, puede facilitar su digestión
  • Reducir al máximo la ingesta de gases:
    • Las tomas han de ser un momento relajado, en el que el bebé ha de comer con el tiempo suficiente para no hacerlo de manera precipitada. Convierte el momento de dar el pecho o el biberón sea un momento relajante para ti y para el bebé.
    • Usa una tetina apropiada en caso de dar el biberón y válvula anticólicos para reducir los gases.
    • Ayuda al bebé a expulsar los gases después de cada comida.
  • Evitar la presión en la tripita del bebé con pañales o ropa muy ajustados.
  • Reducir la cantidad de alimento en cada ingesta y aumentar la frecuencia de las mismas puede ayudar a que el bebé no se llene tanto y no sea tan fácil el reflujo.

En cualquier caso, a pesar de ser un problema común y aunque incómodo, de fácil solución, conviene consultar siempre con el pediatra para que esté pueda descartar enfermedades y aconsejarnos que es lo más adecuado para nuestro bebé

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